Onicofagia:
El mal hábito de comerse las uñas.
Por lo general son niños y niñas
que en una actitud aparentemente natural o en situación de estrés están
mordiéndose las uñas o sacándose pellejitos de los dedos, al extremo de
lastimarse seriamente.
¿Por qué ocurre esto? Puede ser por razones
psicológicas, donde priman sentimientos de ansiedad, angustia, nerviosismo,
estrés, frustración, aburrimiento, incertidumbre, entre otros. Pueden surgir
también de la nada o como respuesta a un hecho traumático.
LA TIMIDEZ
Y BAJA AUTOESTIMA PUEDEN CONDUCIR A LA ONICOFAGIA.
Algunos padres y madres se preocupan al punto de emplear diversas
fórmulas como aplicarles en los dedos ungüentos ácidos o picantes para evitar
que sus hijos e hijas se sigan mordiendo las uñas; otros les amenazan o
simplemente les aplican severos castigos; sin indagar por qué los niños tienen
ese comportamiento.
¿Cómo prevenirlo? En algunos casos, los niños tienden a imitar lo que
ven, por ello es importante que los adultos den el buen ejemplo evitando
comerse las uñas delante de ellos.
A los niños y niñas es bueno explicarles las consecuencias que puede
traer la onicofagia, que eso les puede deformar los dedos y los dientes, y
causar laceraciones en los dedos. Comunicarse con sus hijos, conversar con
ellos a fin de indagar por qué lo hacen y acudir a un profesional ayudará a
controlar y erradicar este mal hábito en ellos.
Tratar de establecer cuándo fue que comenzó a comerse las uñas (al nacer
un hermano, cambiarlo de habitación, una enfermedad, etc.), y también es útil fijarse en qué
momento o ante qué situación empezó con este hábito, por ejemplo, al tener que
irse a acostar solo, preparase para la escuela, etc.
La
onicofagia infantil, tratamiento y consejos
Se ha creído
en general que el comerse las uñas en niños puede ser indicador de un problema
psicosomático, pero se ha observado que en la mayoría de los casos esta manía
empieza con la costumbre de chupar los dedos más allá de los 3 - 5 años. Las
principales recomendaciones, si su niño tiene este mal hábito, son las
siguientes:
Debemos hacer todo lo posible para que aumente la autoestima del niño,
alabarlo cada vez que hace algo bien o se porta correctamente, cada vez que nos
ayuda, etc.
- La primera recomendación a los padres o docentes consiste en explicar
a los niños la importancia que tienen las uñas.
- Insistir en la adopción de buenos hábitos y explicar al niño las
consecuencias que puede tener la onicofagia.
- Explicar al niño lo horrible y feo de tener unos dedos o dientes
deformes, negociación sin castigos, criticas ni regaños, ya que pueden empeorar
su conducta y hasta deteriorar la relación con sus padres.
- En casos severos e incoercibles, se puede probar la aplicación sobre
las uñas de aceites de sabor desagradable como el de jengibre o el de
guindilla, que se pueden obtener fácilmente de la maceración de esta materia
prima durante 2 semanas en un aceite de oliva. Una aplicación diaria durante 3
ó 4 semanas podría ser suficiente.
- También se puede probar ponerle guantes como "barrera
física" durante algún tiempo, en este caso los padres deben mantenerse
firmes para que el niño no se los quite a menudo, excepto para lavarse las
manos, bañarse y comer, con promesas repetidas de quitarle los guantes cuando
deje de morderse las uñas. Este método se ha practicado con bastante éxito en
niños de edades entre 3 y 6 años.
- La psicoterapia y la colaboración del docente en el centro educativo
son de vital importancia y decisivas para desacostumbrar a los niños de este
hábito.
- Lo más importante es nuestro comportamiento con nuestros hijos, de el
dependerá sus futuras conductas. Volvemos a decir que, si algún miembro de la
familia se come las uñas, no tengamos duda de que los hijos nos seguirán el
paso para imitarnos en el mismo hábito.
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